lunes, 8 de julio de 2013

Robo

Hace algunos días atrás cuando iba a tomar el bus que me llevaría a mi casa, me robaron. Lo peor de todo es que me di perfectamente cuenta de quién fue la mujer que me robó mi billetera con todas mis cositas (menos mal que no tenía mi entrada para ir a ver a Moz), pero que al rato después cuando sentí una sensación fea de vacío, me di cuenta. Del terror.
Lloré como una loca, no de pena, porque yo ya no lloro de pena, sino que de la paja física y mental que conllevaría hacer toooodos mis trámites de nuevo (carnét de identidad, pase y un sinfín de tonteras más), aparte que el "un amigo en su camino", me atendió como el poto. Estaba triste y demasiado cansada que no quería saber nada más de la vida.
Al otro día tenía un mensaje de un señor desconocido, que había encontrado mis documentos y que nos juntemos para que me los devuelva. Me sentí tan feliz y a la vez tan tonta por no seguir creyendo que existe gente buenota de corazón en el mundo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario